Todo empezó con la maternidad

Ese primer vínculo con mi hija no solo me cambió como mamá, sino también como persona. Empecé a mirarme hacia adentro, a conectar con otra forma de relacionarme, no solo con los demás, sino conmigo misma. Eso me llevó a explorar y profundizar en herramientas personales que transformaron mi vida, como el coaching y las terapias naturales.

Emprender para estar presente

Desde hace años, me animé a emprender porque sabía que había otra forma de trabajar, de generar ingresos, sin pasar tantas horas fuera de casa. Quería tiempo, quería presencia, y sobre todo, no quería delegar su crianza. ¡Finalmente lo logré! Organizaba mi tiempo, sostenía económicamente mi hogar desde el disfrute de mi trabajo y de a poco iba soltando patrones heredados que ya no me servían. 

Pero cuando llegó la etapa del colegio, sentí que volví a caer en un sistema que no era mío, que no elegía, ni para mí ni para mi hija. 

El impacto del colegio en nuestra vida

Esa etapa fue dura. Mi hija no quería ir al colegio, la pasaba mal. Los adultos que estaban allí no la acompañaban como ella necesitaba, ni como yo deseaba. Todo el trabajo que estaba haciendo internamente para cambiar patrones, cuando iba al colegio parecía que volvía a ese viejo paradigma. A eso le agrego que me sentía pésima obligándola a algo que iba en contra de lo que más valoraba: su bienestar emocional.

La cuarentena y el clic que lo cambió todo

Y llegó el 2020, la cuarentena, con todo cerrado, sin colegio presencial. Aunque en el momento parecía un caos, para nosotras fue una oportunidad. Nos animamos a desescolarizar nuestras mentes. A repensar qué era aprender y qué era socializar. Ahí me di cuenta de algo fundamental: había otra manera.

Ya en el 2019 nos habíamos dado cuenta de que todo lo que aprendía en el colegio se podía aprender en menos tiempo y de forma disfrutable. Esto reforzó nuestra decisión de buscar un camino distinto, más conectado con nuestras necesidades y valores.

El inicio del homeschooling

Al principio quisimos replicar la escuela en casa. Con horarios, materias, tareas… pero me di cuenta rápido de que eso tampoco funcionaba. Era seguir peleando, intentando que encaje en un formato que no era suyo. Entonces, faltaba flexibilizarnos. Empecé a capacitarme en educación viva y descubrí que aprender es algo natural. Que puede ser fluido, disfrutable, y que lo único que los niños necesitan es ser escuchados, respetados y confiados.

El desafío personal: soltar y confiar

Pero esto no era solo para ella. Me di cuenta de que yo también tenía que trabajar en mí: soltar creencias, gestionar frustraciones, confiar más, y sobre todo, acompañarla desde un lugar de respeto y amor.

Así nació Educo Libre

Primero, compartiendo la idea entre amigos y conocidos. Armando vivos, encuentros por Zoom, porque había algo que nos unía: la necesidad de volver a empoderarnos como familias en la crianza y la educación de nuestros hijos.

Un espacio que creció junto a las familias

Ese impulso fue creciendo. Empezamos en mi casa, en Caseros, con encuentros de familias educadoras, con apoyo emocional y pedagógico. Y hoy, después de tanto camino, certificamos más de 30 chicos en una academia internacional y pasaron más de 100 familias por nuestra comunidad.

Historias que transforman

Muchas de esas familias me dicen que Educo Libre fue un antes y un después. Que ya no se sienten solas. Que encontraron su propia forma de educar y criar a sus hijos. Que, de repente, sus nenes se transformaron: están más felices, con ganas de aprender, y hasta reciben comentarios del cambio que se nota en ellos.

El desafío de educar en libertad

No todo es color de rosas. Elegir un camino alternativo, como la educación en libertad, lleva trabajo interno, disponibilidad, responsabilidad y compromiso. No es solo estar presente en tiempo para los chicos, sino también en esencia y energéticamente. Requiere un esfuerzo consciente de acompañarlos desde un lugar auténtico, gestionando nuestras propias emociones, frustraciones y creencias.

Sin embargo, no estamos solos. En comunidad, este camino se vuelve más llevadero. Compartir experiencias, apoyarnos mutuamente y aprender unos de otros hace que los desafíos sean más livianos y los logros más significativos. La red de familias que construimos es el sostén que nos impulsa a seguir adelante.

El corazón de Educo Libre

El corazón de Educo Libre es simple, pero poderoso: empoderamiento, libertad y respeto. Es un arte, algo artesanal. Cada familia encuentra su propio formato educativo, y cada niño es visto y escuchado en su individualidad.

Te acompañamos a encontrar tu camino

No te decimos qué hacer, porque no hay una sola forma correcta. Te damos el sostén, las herramientas y el espacio para que vos y tu familia encuentren el camino que les haga sentido.

Si estás buscando otra manera, una forma más libre y respetuosa de educar y acompañar a tus hijos, quizás sea el momento de escucharte. De confiar en vos. Educar en libertad es posible. Nosotros estamos acá para caminar ese camino con vos.

Vos también podés encontrar tu manera. Educo Libre te acompaña.

 

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